EL EXTRAÑO CASO DEL DR. JEKYLL Y MR. HYDE.

⚠️ALERTA DE SPOILERS⚠️ 

El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde es una novela psicológica del escritor Robert Louis Stevenson, en la que la trama nos habla de Henry Jekyll, un ilustre médico de rasgos agraciados y pacíficos, que siendo extremadamente rico y reconocido entre la población como un hombre respetado y correcto, oculta un gravísimo secreto: después de meses, en su afanoso laboratorio, Jekyll crea una pócima, la cual le permitía traer en cuerpo y mente a un ser escondido en lo recóndito de su alma, el más vil de los hombres cuyo exterior, a primera vista, resultaba grotesco y deforme al punto de causar pavor en quienes lo veían, la encarnación del mal al que Jekyll daría el nombre de Edward Hyde, proporcionándole los derechos absolutos de todo cuanto le pertenecía y dándole el dominio de amo en su casa, advirtiendo a los criados que le tratasen como a él mismo y, ciertamente lo era. 

Los crímenes atroces que comete Hyde, este ser salido de las profundidades del inframundo, son demasiados; desde vapulear a una inocente chiquilla sin motivo hasta asesinar con un bastón a Sir Daves Carew, un miembro prominente de una sociedad inglesa, homicidio que le valió la persecución incesante por parte de la policía, de la que no pudo menos que refugiarse en su opulenta vivienda como el honrado doctor Jekyll. Sin embargo, la cantidad de veces que nuestro protagonista dejó salir a su bestia había mellado sobremanera en sí mismo, provocando que no fuese posible contenerla y transformándolo en indebidas ocasiones en el temido Hyde. Sin los requerimientos necesarios para realizar su poción una vez más, Hyde se recluye en su laboratorio, causando furor entre sus criados, que, habiendo notado que no era Jekyll quien se encontraba dentro y las actitudes extrañas que tomaba el huésped que estaba allí, buscaron la ayuda de Utterson, un abogado completamente de fiar, desde cuya posición son relatados los hechos acontecidos1, y que, forzando la puerta con el fiel mayordomo de la casa, Poole, logran entrar hallando el cadáver de Hyde tendido en el suelo, sin rastros de Jekyll, del que se sospechaba que se encontraba cautivo. Poole y Utterson registran la habitación y encuentran un sobre en cuyo interior está la despedida de Jekyll, en la que relata todo lo acontecido con su doble vida y las razones por las que tomó ciertas actitudes días antes de su partida como Hyde. 

Después de todo lo previamente dicho, puedo decir que, la novela fue de mi total agrado, con una trama original. Sin embargo, me parece que Stevenson, capítulos antes de revelar de que Hyde era el mismísimo Jekyll, da demasiadas pistas de lo que está por ocurrir restándole la emoción de la parte central de la novela, lo que de verdad me da un mal sabor de boca, aunque no le quito la gloria de haber creado un escrito con la capacidad de aumentar la curiosidad del lector con cada página que pasa, desencadenando una serie de acontecimientos que sin duda forman algo terrorífico y bello a la vez y provocan un cúmulo de emociones diversas. 



Stevenson nos
representa gráficamente por medio de Hyde, el ser cruel e infame que todos dejamos alguna vez salir en nuestros pensamientos, en nuestra imaginación, o tal vez en nuestro exterior, la forma en que pensamos de la peor manera de nuestros semejantes a pesar de que seamos considerados como personas de bien encaminadas a realizar el bien a nuestros semejantes. Me atrevo a decir que alguna vez, todos tuvimos algún pensamiento totalmente recriminable, homicidios, desastres, deseos impuros que nuestro interior dicta y nuestro exterior, totalmente razonable, repele. Personas aparentemente tranquilas han llegado a causar destrozos cuando se encuentran entre una masa demasiado violenta, dejando salir las pasiones arrasadoras que tal vez ni sabía que tenía; somos seres duales dotados de bien y de maldad, algunos con un poco más de esta o aquella, somos seres llenos de emociones capaces de ser explotadas ante diversas situaciones, el hecho de reprimirlas y pensar con la cabeza fría nuestras actitudes son las que nos llevan a convivir como sociedad, una sociedad que rechaza a aquellos criminales que dejaron exteriorizar las suyas, seres que pasaron de ser esclavos de la sociedad, a ser esclavos de sus deseos.